¿Básicamente qué hacemos con las derrotas?
Las negamos, las escondemos, nos desentendemos, responsabilizamos a otros, las olvidamos y perdemos unas de las experiencias más ricas de nuestras vidas, y es por esto que tenemos que sacarles provecho, aprender de ellas, darles sentido, incorporarlas a nuestras experiencias…. “vivirlas”.
El que diga que no ha tenido fracasos está mintiendo o es víctima del auto engaño: Los seres humanos tenemos fracasos y éxitos. Como decía el Quijote «para el caballero andante no importa cuántas veces se cae, sino cuantas se levanta». Todos hemos tenido fracasos, lo importante es pararnos y aprender de ellos. Primer paso: ver el fracaso como tal, reconocerlo, nombrarlo, responsabilizarnos, sufrirlo, llorarlo, “masticarlo”, y por ningún motivo negarlo… no existen las victorias morales, no sirve no verlos o no sufrirlos. Sino, no valió la pena. Así como celebramos nuestros éxitos tenemos que sufrir nuestras derrotas. Seamos protagonistas y no espectadores de nuestras vidas, y también de nuestras derrotas.
¿Por qué fracasé? Después de “sufrir” mi fracaso tengo que levantarme y ver por qué fracasé. ¿Qué hice mal? ¿Qué dependía de mí? Porque las cosas que estaban en mi poder las puedo cambiar, mientras más cosas dependen de mi, mejor. Mientras más le echo la culpa a otros, a la mala suerte, o el destino, menos posibilidades tengo de hacer cambios. Para levantarme tengo que EMPODERARME, y saber que dependía de mí…. «No soy victima… soy protagonista de mi vida».
No soy un fracasado: soy mis derrotas y mis éxitos. Parte de la derrota es también poder revisar mis éxitos, donde si he podido lograr lo que quiero. “Yo soy mi historia vivida”, y no solamente un episodio de mi vida. Tengo que ver con perspectiva mi vida. Tengo que ponerme en contexto.
Enfrentar mis límites. Es la oportunidad de conocer y trabajar mis límites: físicos, morales, intelectuales, de carácter, personales. Los fracasos marcan las fronteras, muestran que no soy un superhéroe (incluso Superman tiene límites), soy normal, tengo límites. Lo cual da sentido y trascendencia a las victorias, es la otra cara del éxito. Sin fracasos los éxitos no tendrían el mismo sabor, no tendrían el mismo peso, por tanto en la derrota tengo que verme limitado, tengo que descubrir mis límites. El paso siguiente es comenzar a ver mis límites como protectores, las cosas que me limitan también me protegen, por tanto tengo que integrarlos, porque son parte de mí y me protegen, familiarizarme con ellos, y también cultivarlos. Por tanto de ahora en adelante tengo que tomarlos en cuenta, son un factor en la toma de decisiones… ¿dónde están mis límites?
Soy mis recursos: Tengo que detenerme y buscar cuales son mis recursos, que es lo que tengo. Porque no soy solamente límites tengo recursos que me han llevado hasta donde estoy. Lo más probable que tenga experiencia de derrotas que finalmente se han convertido en victorias, tengo que revisar estas experiencias para visualizar mis recursos.
El fracaso es una gran experiencia, y tengo que aprender a sacarle provecho, de lo contrario no vale la pena. Para reinventarse y madurar en la vida tengo que vivir el fracaso…. Por ningún motivo negarlo, porque las derrotas son el camino al éxito.